Uno de cada cuatro latinoamericanos se identifica como afrodescendiente, conformando la minoría más invisibilizada de América Latina. Con alrededor de 133 millones de personas, la mayoría de esta población se concentra en Brasil, Venezuela, Colombia, Cuba, México y Ecuador.

Del total, 34 millones están en edad escolar y enfrentan desigualdades en la escuela, obtienen peores resultados de aprendizaje y tienen una mayor probabilidad de abandonar el sistema educativo antes que el resto de sus pares no afrodescendientes.

La educación es de las mejores herramientas para romper el ciclo de pobreza crónica que afecta a buena parte de estos hogares. Sin embargo, incluso cuando tienen acceso a la educación, no suelen beneficiarse de la misma calidad, los conocimientos, las habilidades y las ganancias económicas que deberían generarse posteriormente.

Un nuevo reporte analiza lo que ocurre en las aulas y en los libros escolares, y señala que las representaciones discriminatorias de los afrodescendientes en los libros de texto y las dinámicas en el aula podrían contribuir a las altas tasas de abandono escolar, limitando sus opciones y oportunidades de empleo a futuro.

¿Cuáles son los principales datos?

En el informe Afrodescendientes en Latinoamérica se destaca que los afrodescendientes en América Latina tienen 2,5 veces más probabilidades de vivir en condiciones de pobreza crónica. Incluso, teniendo el mismo nivel educativo y experiencia, ganan menos que sus pares no afrodescendientes por el mismo tipo de trabajo en todos los países.

En el nuevo estudio Inclusión afrodescendiente en la educación: una agenda antirracista para América Latina se precisa que la discriminación en el aula esuna de las primeras formas de exclusión con la que se enfrentan miles de niños, niñas y jóvenes afrodescendientes en América Latina.  El análisis destaca que los afrodescendientes obtienen peores resultados de aprendizaje, tienen más probabilidades de abandonar el sistema educativo temprano, cuentan con acceso limitado a las tecnologías digitales y tienen retornos mucho menores en el mercado laboral por los años invertidos en educación.